«Él había ejercido la violencia tal y como había visto hacer siempre a quienes le rodeaban y ahora, como ellos, reclamaba su parte de impunidad. La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror. Él había levantado la espada en lugar de poner el cuello. Sentía que había bebido la sangre que convierte a los niños en guerreros, y, a los hombres, en seres invulnerables».
Intemperie, Jesús Carrasco, Ed. Seix Barral, 2013.
Descarnada y cruel como el paisaje que describe, de personajes parcos en palabras y un narrador que apura su lenguaje con precisión: un gran libro.